martes, 30 de septiembre de 2008

VIOLENCIA MANIFIESTA


LA PATRIA BOBA

La lucha por la autonomía ante el poder colonial se transformó en la proclamación de la independencia absoluta de España. De 1810 a 1816, las rencillas entre criollos, y el descuido ante los españoles, le valió el nombre a este período de Patria Boba.


Periodo comprendido entre 1810 a 1816 caracterizado por grandes conflictos intensos que surgieron por opiniones encontradas acerca de la forma de organizar el nuevo gobierno, las constantes peleas entre los federalistas y centralistas dio origen a este periodo inestable, entre los cuales se encontraba Camilo Torres entre los federalistas. Durante seis años, el antiguo Reino de Nueva Granada (actual Colombia), vive una era que la historia conoce con el nombre de la "Patria Boba". Cada provincia proclama sus autoridades, cada aldea tiene su Junta independiente y soberana, la palabra federalismo se convierte en la soberbia doctrina de la impotencia. Las derrotas iniciales de Bolívar, el conservatismo oligárquico del Perú virreinal y la política centralista de Buenos Aires en el Sur, que engendra la segregación y el separatismo de las provincias del Río de la Plata, ofrecen un mismo espectáculo de división y caos. Por el contrario, desde el comienzo de su acción el Libertador expresa en sus proclamas y en su correspondencia una idea central: la unidad latinoamericana. Su edecán, el general O'Leary, recordará luego la frase que repite mil veces: "Unión, unión, o la anarquía os devorará".


Protagonistas: federalistas y centralistas .

Vencedores: Los centralistas que se encontraban con Antonio Nariño

Otros datos: Camilo Torres Tenorio, quien se unió al federalismo, pertenecía a la clase dirigente payanesa, mientras Nariño era un intelectual oriundo de Santa Fe que deja con serias dudas las convicciones ideológicas por sus aparentes filiaciones políticas regionalistas.

Razón de la guerra: Explicable por las ambiciones particularistas y la perplejidad ante la organización de un nuevo gobierno.

GUERRA CIVIL DE 1.830 - 1.831

La difícil situación ante la disolución de la Gran Colombia y el florecimiento de particularismos regionalistas, llevó a que la figura de Rafael Urdaneta se asociase a la de un representante del militarismo venezolano. Por esta razón, la oposición, conformada por los que apoyaban al vicepresidente Domingo Caicedo, enfrentó a quienes defendían la dictadura de Rafael Urdaneta. Tras la muerte de Simón Bolívar, el gobierno de Rafael Urdaneta desmoronase y la defección de Posada Gutiérrez más el avance de las fuerzas caucanas de José María Obando llevaron a la derrota al régimen dictatorial, conformándose así la Junta de Apuloque.


Protagonistas: El presidente Rafael Urdaneta y los rebeldes en contra de su figura como presidente.


Razón de la guerra: La difícil situación ante la disolución de la Gran Colombia y el florecimiento de particularismos regionalistas, llevó a la identificación de Urdaneta como un representante del militarismo venezolano, por parte de sus opositores que lo atacaron por esta razón.


Consecuencias: Formación de la junta de Apulo.

GUERRA DE LOS SUPREMOS

Tuvo su origen en San Juan de Pasto, el 30 de junio de 1839, cuando varios sacerdotes que se oponían a la orden del Congreso de disolver los conventos con menos de ocho frailes, pese a que esta orden contaba con el apoyo del arzobispo de Bogotá. El alzamiento, aunque fue sofocado temporalmente dos meses después, en la Batalla de Buesaco, se recrudeció cuando varios caudillos regionales que pretendían reivindicaciones políticas y económicas, se alzaron contra el gobierno central. En julio de 1840, al poco tiempo de haber aceptado José María Obando someterse al gobierno de José Ignacio de Márquez para ser juzgado por el asesinato de Antonio José de Sucre en 1828, escapóse de la cárcel e inició un alzamiento tras alegar falta de garantías procesales. La rebelión de este caudillo, máximo jefe del partido santanderista, fue aprovechada por otros dirigentes antigobiernistas para generalizar la guerra.


Estos caudillos fueron: Reyes Patria en Tunja, Juan A. Gutiérrez en Cartagena de Indias, Salvador Córdoba en Antioquia, José María Vesga en Mariquita (Tolima), Manuel González en El Socorro, y Francisco Carmona en Santa Marta. Cada uno se denominaba Comandante Supremo de su propio ejército, de ahí el nombre de "Guerra de los Supremos".


La guerra, que principalmente buscaba reubicar a los generales santanderistas en la distribución del poder, no contó con una dirección única, lo que permitió su derrota en 1841.


La guerra civil de 1840, llamada la Guerra de los Supremos, trajo más desgracia y miseria a la economía y desarrollo del puerto cartagenero. La guerra afecto drásticamente las rutas comerciales que permitían la llegada de mercancías a la ciudad, con lo que se impedía la principal función del puerto, lo que se consiguió aumentar la difícil situación por la que venía pasando.


En esta contienda Cartagena no tuvo un buen puesto en la guerra a causa de que sus “líderes” carecían de un mando unificado, y fueron fácilmente derrotados por los generales Tomás Cipriano de Mosquera y Pedro Herrán.

El azote de la guerra toco a Cartagena, que por un tiempo estuvo en el poder de la fuerza que iba en contra del gobierno, y en octubre de 1841 se hallaba bajo el nuevo control de la facción constitucional, en peligro por ser atacada por la flotilla rebelde que, desde el Golfo de Morrosquillo, se presentaba para atacar a Cartagena al mando del teniente José Antonio Padilla, Veterano de Maracaibo, hermano del almirante y quien estuvo integrado a la marina desde 1833.

La pésima estrategia de las tropas insurrectas, y la mala disposición del gobierno sumiría a Cartagena en una miseria económica, evitando la entrada de exportaciones e importaciones, frente a esto el gobierno Británico trataría de aprovechar esta situación de desorden público, y el 19 de Noviembre de 1841, el gobierno Británico apoyado por las tropas gubernamentales, produjo un encuentro que fue decisivo en la Bahía de Cispatá, produciendo 59 muertos, 23 heridos, y cerca de 200 prisioneros, causando una gran revuelta entre la población civil cartagenera, lo que llevaría al general Tomas Cipriano de Mosquera suprimir lo que quedaba de la marina.

Protagonistas: José Ignacio Márquez y sus reformas en contra de un movimiento bajo las banderas de la federación que agrupó frailes, fanáticos, guerrilleros, indios, militares autoritarios y latifundistas. José María Obando, uno de los jefes regionales o también llamados supremos.

Razón de la guerra: Ciertas medidas intentaban suprimir la existencia de conventos menores en las provincias del sur del país. Fue tanta la proliferación del poder regional, que a través de distintas regiones, aquel movimiento que empezó ante la defensa de los conventos menores, se le sumo el surgimiento de jefes locales que empezaron a ser conocidos como los supremos.

Consecuencias: Derrota de los poderes regionales al no poder cohesionarse en contra del poder central.

GUERRA CIVIL DE 1.851

La iniciaron terratenientes conservadores caucanos opuestos a las reformas liberales de mitad del siglo XIX. En mayo de 1851 los rebeldes se pronunciaron en Patía y Timbío; Vino luego el intento de toma de San Juan de Pasto por Julio Arboleda y su posterior derrota. Otros levantamientos sucedieron en Antioquia, Sogamoso, Mariquita, Guatavita y El Guamo. El gobierno liberal, en rápida campaña, derrotó la insurrección el mismo año.

Protagonistas: José Hilario López jefe liberal, y la oposición conservadora.


Razón de la guerra: La guerra se constituyó como un levantamiento conservador, dentro de un grupo de entre los que se encontraban especialmente propietarios de mano de obra esclava de departamentos como el de Cauca, Antioquia, Chocó y Barbacoas. Este fue un movimiento reaccionario en contra de las medidas liberales que proponían una reforma agraria en la que se encontraba incluso, la abolición de la esclavitud como una de sus medidas.


Otros datos: Muchas de las medidas aquí adoptas contra la esclavitud ya habían sido promulgas antes (Ley 21 de julio de 1821 que decreto la libertad de vientres y la trata de esclavos al exterior), aunque nunca llegaron a ponerse en práctica. Es a partir de este momento que empiezan a formularse las doctrinas liberales como las del Laissez faire, que constituye para el autor Álvaro Tirado Mejía un punto de quiebre en la historia que cabe rescatar, pues el cambio político trajo consigo a su vez, cambios en la economía que modificaron las condiciones presentes del momento. Promulgación de la Ley 30 de 1851 que propuso dar libre circulación de la propiedad territorial. Ley 21 de mayo de 1851 que abolió la esclavitud.


Consecuencias: La implantación de una serie de reformas que mejoraron las condiciones para del sistema económico presente y las bases para su inserción al mercado mundial.

GUERRA CIVIL DE 1.854. GUERRA CONTRA MELO

Tras el golpe de estado del 17 de abril de 1854 contra el presidente José María Obando, el general José María Melo permaneció en el poder ocho meses, pues el 4 de diciembre del mismo año una alianza militar de “gólgotas” (una facción del Partido Liberal Colombiano) y de pertenecientes al Partido Conservador Colombiano entró victoriosa a Bogotá, tras derrotar al ejército melista y sus aliados, los liberales “draconianos” y artesanos.

Estos últimos presentaron resistencia tenaz durante el asalto final a la capital, razón por la cual el partido vencedor desterró a centenares de artesanos al río Chagres en Panamá.



Protagonistas y razón de la guerra: Los liberales, quienes tras una escisión se dividían entre Gólgotas (defensores del librecambio) y los Draconianos (quienes encarnaban las pretensiones manufactureras y artesanas a favor de un proteccionismo aduanero).



Hechos: Con el apoyo de artesanos, manufactureros y los conservadores agraristas, José María Melo consiguío dar una dictadura que duro desde el 17 de Abril de 1854 al 4 de Diciembre de 1854.



Consecuencias: La imposición de medidas librecambistas en la República.


GUERRA CIVIL DE 1.860 - 1.862

Única guerra civil en la cual el triunfador fue el lado insurrecto. Comenzó en el actual Departamento de Santander y extendióse al Cauca cuando los liberales tomaron las armas contra el gobierno nacional presidido por el conservador Mariano Ospina Rodríguez. Tomás Cipriano de Mosquera, gobernador del Cauca y que había proclamado los “Estados Unidos de la Nueva Granada”, aunque derrotado al principio fue apoyado por los liberales radicales y llegó triunfante a Bogotá; tomó el poder e impuso la Constitución de 1863 (o Constitución de Rionegro por el lugar en donde se redactó, Rionegro,Antioquia) de carácter marcadamente federalista.

Protagonistas: El gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez y el partido liberal defensor del federalismo (en los que podemos encontrar al general Mosquera)



Razón de la guerra: Se argumento que los conservadores y el presidente Ospina Rodríguez llevaban una serie de reformas en contra del federalismo, razón por la que los jefes liberales encabezados por el general Tomas Cipriano de Mosquera atacaron y entraron victoriosos a la capital, afirmando el poderío de los poderes regionales en contra del poder centralizado.



Otros Datos: Decreto del 9 de septiembre de 1861 sobre la desamortización de bienes de manos muertas que atacaban principalmente los intereses de la iglesia.



Consecuencias: sta revolución condujo a la convención de Rionegro que organizo el Estado en forma federal, además de la desamortización de los bienes de manos muertas que estaban principalmente bajo los poderes eclesiásticos.

GUERRA CIVIL DE 1.876 - 1.877

Los conservadores se sublevaron en julio de 1876 contra el gobierno radical de Aquileo Parra para detener la educación laica (o "neutra" como se le llamó en la época) y demás medidas anticatólicas. Esta guerra permitió la unidad pasajera entre las facciones radical e independiente al seno del Partido Liberal Colombiano.

Julián Trujillo triunfó en la batalla de Los Chancos (Estado del Cauca) y en Antioquia y aseguró la presidencia para los independientes entre 1878 y 1880, con lo cual abrió las puertas a la Regeneración de Rafael Núñez y con la participación de Jorge Camargo en la guerra.



Protagonistas: Los conservadores en contra de el gobierno liberal de Aquileo Parra.



Razón de la Guerra: Las disputas se debieron a una división liberal, pues los liberales radicales que se encontraban en el poder, lanzaron como candidato para la presidencia a Aquileo Parra, mientras los independientes propusieron a Núñez que posteriormente se aliaria con los conservadores.



Consecuencias: La perdida del poder por parte de los radicales y el surgimiento de los conservadores bajo la figura de Núñez.


GUERRA CIVIL DE 1.885

Los liberales radicales del Estado Soberano de Santander entraron en inconformidad por las políticas cada vez más centralistas del gobierno de la República, presidido por Rafael Núñez y su proyecto de "Regeneración".


Dicha inconformidad degeneró en una declaración de guerra que pronto fue adoptada por los demás estados con gobiernos liberales. Si bien varios líderes radicales estaban en desacuerdo con un conflicto armado, sus temores fueron vencidos dada su oposición al presidente Núñez y las perspectivas de victoria que generaba la guerra en un comienzo. Pronto los estados conservadores se involucraron en defensa de Núñez. También lo apoyaron facciones moderadas del liberalismo. El 17 de julio de 1885 se libró una de las batallas más famosas de la guerra, la de la Humareda, que, aunque dio el triunfo definitivo a los radicales, propició la muerte de varios de sus principales dirigentes. A ello se unieron las derrotas de los rebeldes en los estados de Tolima, Cauca, Panamá y Boyacá. Finalmente los liberales insurrectos se rindieron, en noviembre de 1885 El triunfo de las fuerzas gobiernistas fue aprovechado por el presidente Núñez para anunciar el fin de la validez de la Constitución política de 1863, inspirada en el radicalismo liberal. A continuación se emprendió una profunda reforma constitucional que concluyó en la proclamación de una nueva carta constitucional, en 1886.



Protagonistas: Santiago Pérez Manosalva, defensor de del radicalismo, vio los propósitos de Núñez eran peligrosos para su partido político, razón por la que se lanzó a la lucha armada.




Razón de la Guerra: El movimiento liderado por Núñez, pretendía agrupar facciones independientes del liberalismo, que junto con los conservadores, querían abolir la Constitución de 1863, implantado un modelo centralista que se apoyara en el conservatismo agrario y el apoyo de Caro, en contra del radicalismo comercial y el librecambismo.



Otros datos: Fue a partir de la constitución que produjo esta guerra civil, que se dan unas serie de reformas de entre las que podemos percibir la creación del Banco Central, la implementación del papel moneda e implementado por una política de aranceles.



Consecuencias: La derrota radical y la implantación de una nueva constitución, además de un modelo centralista.


GUERRA CIVIL DE 1.895

La inició el sector guerrerista del Partido Liberal Colombiano en Bogotá, en enero de 1895 con un fracasado intento de golpe de estado contra el presidente Miguel Antonio Caro. Luego se quiso convertir en un levantamiento general, que tampoco contó con suerte pues se vio reducido a rebeliones de poca significación en algunos departamentos, a las cuales derrotó fácilmente el gobierno conservador en sólo 60 días después de las batallas de La Tribuna (Cundinamarca), Enciso y Capitanejo (Departamento de Santander).

Protagonistas: El movimiento liberal que se encontraba casi vencido opto por la rebelión en contra del movimiento regenerador encabezado en este periodo por el vicepresidente Caro.

Razón de la Guerra: La exclusión de los liberales del gobierno, la extremada represión de prensa, el uso de facultades extraordinario, los confinamientos y destierros, además de la división conservadora entre históricos y racionalistas, parecían ayudar a los planes de subordinación liberal en contra del gobierno regenerador.

Consecuencias: Fracaso liberal.

LA GUERRA DE LOS MIL DÍAS

1899-1902

Fue la última de Colombia en el siglo XIX y la más larga y más sangrienta. Se originó por la oposición del Liberalismo al gobierno conservador de la Regeneración y a la búsqueda de una reforma a la Constitución de 1886 considerada autoritaria. Los jefes liberales fueron los generales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera; y los conservadores, los generales Próspero Pinzón, Ramón González Valencia, Pedro Nel Ospina y otros, quienes defendieron el gobierno del Presidente Manuel Antonio San Clemente y del vicepresidente José Manuel Marroquín. La guerra tuvo su principal escenario en Santander pero se extendió a todo el país. Sus principales batallas fueron las de Peralonso y Palo Negro; esta última duró 15 días en un enfrentamiento entre las fuerzas liberales con 8.000 soldados y el ejército conservador con 18.000 hombres. Esta batalla culminó con el triunfo de las fuerzas del gobierno comandadas por el general Próspero Pinzón. Después de los tratados de Neerlandia y Wisconsin en 1902 se alcanzó la paz para Colombia en los albores del siglo XX. Las cifras de bajas de la guerra han girado alrededor de los 100.000 muertos.
La Guerra de los Mil Días duró tres años, se desarrolló en toda la geografía colombiana, con excepción de las regiones selváticas y Antioquia, donde la lucha no adquirió las proporciones de las demás regiones.

El enfrentamiento se produjo entre los conservadores, que en ese momento se encontraban en el poder y contaban con los ejércitos constituidos para el gobierno, y los liberales, que en un comienzo buscaron hacer una guerra entre ejércitos, pero que sólo pudieron conformarlos en los departamentos de Santander y Panamá, por lo que se libró una lucha de guerrillas que se les salió de las manos en el resto del territorio nacional.

Durante estos tres años ambos bandos combatieron en cientos de escaramuzas, aunque se presentaron grandes encuentros bélicos en las regiones que garantizaban movilidad de pertrechos y armas para el liberalismo, como el río Magdalena y las fronteras nacionales.

Antecedentes

Muerte de Núñez

Cuando el presidente Rafael Núñez murió, el 18 de septiembre de 1894 en Cartagena, se enfrentaba a las hostilidades de los diversos grupos contradictores a su gobierno y específicamente al proyecto de la Regeneración, que mediante la Constitución de 1886 había convertido a Colombia en un estado centralista.

El proyecto político de Núñez buscaba en esencia el orden del país y esperaba, para lograrlo, centralizar el poder público, fortalecer los poderes del ejecutivo, apoyar a la Iglesia Católica y utilizar la religión como fuerza educativa y de control social.

Presidencia de Caro

A la muerte de Núñez, su vicepresidente, Miguel Antonio Caro, asumió la primera magistratura con una actitud tan férrea que lo llevó a marginar del poder a todos sus contrarios, fueran liberales o conservadores.

Ante esta situación los conservadores acentuaron su división entre nacionalistas (partidarios del proyecto de la Regeneración) e históricos (que luchaban por la introducción de cambios como la descentralización administrativa, incremento de las obras públicas, aumento en la responsabilidad del ejecutivo, algunas reformas a la ley de prensa y eliminación del papel moneda, entre otros).

Los liberales, por su parte, buscaron detentar nuevamente el poder mediante la declaratoria de guerra de 1895, conflicto que se perdió en tan sólo tres meses. Esta situación dividió al partido entre los belicistas, en su mayoría jóvenes, que apoyaban una salida armada para recuperar espacios políticos y los pacifistas, quienes propugnaban por el diálogo y la negociación para obtener voz y voto en el gobierno.

Presidencia de Sanclemente

En las elecciones de 1898 llegó a la presidencia Manuel Antonio Sanclemente, con José Manuel Marroquín como vicepresidente. Esta fórmula, propuesta por los nacionalistas, buscaba que Caro siguiera manejando los destinos del país, habida cuenta de un rápido deterioro de la salud del octogenario presidente Sanclemente y la apatía por el poder del vicepresidente literato. No obstante, y para sorpresa de todos, Sanclemente mostró una salud inmejorable y Marroquín un marcado interés por el poder, que condujo a nacionalistas e históricos a enfrentarse.Marroquín, inicialmente en el poder, se mostró complaciente con los históricos, ante lo cual los nacionalistas hicieron que Sanclemente asumiera el control, y éste, a su vez, lo dejó en manos de su Ministro de Gobierno.

Esta situación produjo un desgobierno total, que condujo a los liberales belicistas a considerar el momento propicio para recuperar el poder mediante una salida armada, que se había venido preparando desde la guerra de 1895.

El Liberalismo en América

El final del siglo XIX resultó ser un momento propicio para la declaratoria de guerra del liberalismo colombiano, ya que en todo el continente americano se estaban consolidando naciones a partir de esta ideología.

Muchas tendencias de libre pensamiento se agruparon bajo el liberalismo y produjeron un fenómeno de solidaridad entre las clases dirigentes de Centro y Suramérica, que provocó el surgimiento, según palabras del historiador Carlos Eduardo Jaramillo, de una Internacional Liberal que permitió a los liberales de toda América "ser 'intercambiables', vivir en cualquier país y operar política y profesionalmente en él".

De esa manera, la declaratoria de guerra por parte del liberalismo estuvo más apoyada en las promesas de ayuda, hombres, pertrechos y armas de los vecinos liberales, que en la preparación táctica y militar de sus filas.

Así, el presidente ecuatoriano Eloy Alfaro fue, durante su estancia en el poder, el más decidido y entusiasta defensor de la causa liberal colombiana, el cual mantuvo su ayuda sin distingo de triunfo y derrota. Sin embargo, ésta jamás fue la pactada originalmente, ni llegó a tiempo.

Cipriano Castro, presidente de Venezuela, prestó su ayuda como resultado de una retaliación del gobierno conservador que había apoyado a sus opositores y no como el cumplimiento de sus promesas, que dependieron directamente del triunfo de los liberales; José Santos Zelaya, de Nicaragua, dilató sus compromisos y ayudas al compás de los resultados liberales y el guatemalteco José Reina Barros no pudo cumplirle a Uribe Uribe con un lote importante de armas, debido a su pronta salida del gobierno. El general liberal quedó, entonces, a merced de su sucesor, Manuel Estrada Cabrera, quien supo utilizar la situación en provecho propio y finalmente no ayudó a los colombianos.

Por otra parte, Colombia estuvo internacionalmente en el ojo del huracán ya que la construcción de un canal transoceánico en su territorio la convirtió en un lugar estratégico. Estados Unidos y Francia, países interesados en este proyecto, estuvieron más solícitos con el gobierno sin perder de vista la gran posibilidad que ofrecía el conflicto, la venta de armas y la posesión del canal.

Estalla la guerra: "O nos dais la libertad o nos la tomamos". General Rafael Uribe Uribe

La guerra estalló el 17 de octubre de 1899, cuando los pacifistas del partido liberal no pudieron contener la furia armada de las juventudes. Hasta el último momento, el Olimpo Radical procuró detener una guerra para la cual el liberalismo no estaba preparado. Prueba de ello es el llamado 'telegrama mortal', que se distribuyó a última hora a las regiones y en el cual la Dirección Liberal solicitaba a los caudillos locales no atender el llamado al conflicto.

Así, estalló el conflicto más largo, complejo y sangriento de toda nuestra historia. Ningún colombiano estuvo a salvo y todos de una manera u otra hicieron parte de la guerra.

Los que luchan

Los guerrilleros (liberales)

Cuando el liberalismo declaró la guerra, creía que iba a librar una batalla entre grandes ejércitos "movimiento de tropas bajo el mando de sus más connotados jefes políticos y caudillos militares, con despliegue de banderas, uniformes y acordes marciales". No obstante, la falta de preparación y la precariedad de armas y pertrechos produjo una lucha de guerrillas en prácticamente todo el territorio.

La estrategia de los liberales estaba afincada en la creación de un gran ejército en Santander, ya que esta era, por excelencia, una región liberal limítrofe con Venezuela, a través de la cual se esperaban traer armas de los gobiernos vecinos con la anuencia de su presidente Cipriano Castro y cuya ubicación geográfica les permitiría tomarse el río Magdalena y de ahí entrar por Honda o Boyacá a la capital de la República.

La pérdida del río Magdalena en la Batalla de los Obispos y las derrotas en Santander condujeron a los liberales a realizar una lucha regional de un claro carácter irregular, que estuvo liderada por caudillos locales, reticentes a órdenes y que cobraron sus propias cuentas en nombre del conflicto.

Los guerrilleros eran en su gran mayoría "hombres sin tierra, pequeños propietarios y colonos, trabajadores independientes, negros de las dos costas y, en fin, indios guajiros y desposeídos aborígenes del sur del Tolima, del Cauca y Panamá". También participaron artesanos, desocupados y servidores sociales en los menesteres más humildes, así como algunos estudiantes, comerciantes y empleados de oficina, ya que estos últimos conformaron las fuerzas que se constituyeron como ejércitos al mando de los generales liberales.

Los jefes guerrilleros, quienes lideraron la guerra irregular, fueron determinantes en el conflicto, pues cuando los prohombres del liberalismo fueron derrotados, ellos se encargaron de continuar en la lucha.

Las mujeres

La mujer, sin distingos de clase, participó en la guerra tanto en el apoyo logístico como en el combate. Sirvió de mensajera y para esto conformó redes de informantes en todo el país; se encargó de la preservación de alimentos y la preparación de la comida. Fue, además, responsable de suministrar armas, pues el conocimiento anticipado que tuvo el gobierno de la fecha de inicio de la guerra, imposibilitó la salida de arsenales para los distintos grupos de combates. Así, los pertrechos fueron llegando posteriormente, entre otras cosas, gracias a la efectiva labor femenina.

En el campo de la medicina su participación no fue menos importante, pues el carácter trashumante que le dieron las agrupaciones guerrilleras a la lucha, no permitió a los liberales establecer centros hospitalarios, y fueron las mujeres, entonces, las encargadas de montar un sistema de salud a partir de ranchos campesinos en donde curaron la fiebre y las heridas a punta de recetas caseras y plantas medicinales en su gran mayoría. Las mujeres de la ciudad apoyaron esta tarea con la consecución de distintas drogas.

En el combate, la mujer estuvo presente en las filas liberales, cuya conformación permitió la creación de columnas femeninas, mientras que en el estricto ejército conservador no hubo cabida para ellas. Se hicieron célebres mujeres de todas las regiones del país que lucharon con tanto coraje y arrojo como cualquier hombre.

Sin embargo, la presencia femenina no sólo tuvo que ver el espíritu patriótico, muchas marcharon con las tropas con fines eminentemente prácticos como el comercio de besos y baratijas. Se inmortalizaron las Juanas y las Chonas o Rabonas, que surgieron en las guerras civiles como resultado de la promiscuidad de los ejércitos.

Los niños


Ni siquiera los niños se encontraron a salvo de la guerra. Los que residían en las ciudades cambiaron las rondas por las marchas y en las aulas los rojos y los azules estaban aparte.Tanto liberales como conservadores apreciaron las cualidades de los niños combatientes "la agilidad, viveza, acatamiento de las órdenes, la casi inexistencia de vicios y, especialmente, la impavidez frente al riesgo y a la muerte".

Los indígenas

Participaron en el conflicto por fidelidades de compadrazgo, por fines económicos y en últimas porque la guerra les llegó a sus tierras. Actuaron, como la gran mayoría de la población, en labores de apoyo o en unidades combativas.

Los indígenas, localizados en prácticamente todo el territorio nacional, se convirtieron en pieza fundamental para la balanza del triunfo y la derrota, conocedores de su región y localizados de manera estratégica, fueron convocados por liberales y conservadores para engrosar sus filas.

Así, los indígenas del Tolima supieron de manera inteligente servir a los dos bandos, sin estar comprometidos con ninguno, ya que tenían claro que tanto rojos como azules veían del mismo color al indio.

En La Guajira, por el contrario, los indígenas se comprometieron pero su fidelidad era "más un negocio y una transacción económica que una actitud partidista". De esta manera el legendario cacique José Dolores, dejó a un lado el pacto celebrado con Uribe Uribe, para hacer parte de las fuerzas conservadoras en nombre del parentesco que tenía con el general Iguarán.En el centro del gran Cauca estaba la etnia Paez, ubicada en la estratégica región de Tierradentro, desde la cual se podían mantener amenazadas las ciudades de Cali, Buga, Popayán y Neiva. Los paeces, que en su gran mayoría apoyaron al liberalismo organizados en grupos llamados montoneras, hicieron parte de la contienda militar en grupos conformados también por blancos y negros.En Panamá los Cholos, al mando de Victoriano Lorenzo, apoyaron a los generales liberales y en un momento dado se constituyeron en la única fuerza activa del liberalismo. No obstante, nunca se mezclaron con los otros grupos de combate.

La Iglesia

La Iglesia tomó partido y como retaliación al trato dado en la Constitución de 1863 durante el gobierno liberal de Tomás Cipriano de Mosquera, en el cual se expropiaron sus bienes, actuó en la esfera de lo político ganando adeptos para el partido conservador en nombre del cielo y del infierno. Así, el conflicto adquirió dimensiones de guerra santa y los liberales aparecieron como masones, agnósticos y ateos que se debían exterminar para la gloria de Dios.

El púlpito fue entonces la mejor arma de reclutamiento, y clérigos como el obispo Ezequiel Moreno Díaz envió a la guerra a convencidos y devotos católicos con la única misión celestial de exterminar rojos.

No obstante, no todo el clérigo fue radicalmente conservador, por ejemplo, el arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera Restrepo, mantuvo una posición de neutralidad ante el conflicto, e incluso, hizo parte del primer intento de paz, promovido por el gobierno ecuatoriano.

Los resonantes argumentos políticos y sociales con que los dirigentes de ambos bandos embarcaron a Colombia en el conflicto sólo fueron entendidos por ellos mismos. El pueblo luchó por otras razones y así, mientras los conservadores conseguían el cielo matando liberales, éstos últimos luchaban en nombre de la Restauración, sin saber que significaba, pero asimilándola a una lucha por el poder.

Entre la guerra y la paz

Cuando estalló la guerra, el 17 de octubre de 1899, la paz ya había dividido al partido liberal entre el Olimpo Radical, que procuró detener el conflicto y sus promotores, los belicistas.En Santander se replegó la mayor parte de los contingentes liberales con el ánimo de librar la lucha de ejércitos con la que el liberalismo pensó ganar la guerra. Poblaciones santandereanas como Bucaramanga y Pamplona, entre otras, fueron zonas estratégicas de encuentros en donde las filas rojas se prepararon para las batallas.

En la batalla realizada el 24 de octubre de 1899 en el sitio denominado la Gamarra, sobre el río Magdalena, el ejército gobiernista derrotó a los liberales en el combate fluvial de Los Obispos. Este hecho determinó la crueldad con que el conflicto se iría a desarrollar en el interior del país, ya que los liberales perdieron, tempranamente, la posibilidad enviar provisiones a los departamentos de Boyacá, Tolima y Cundinamarca a través del río Magdalena.

Los combatientes del interior del país, enfrentados a la falta de armas, debieron obtenerlas del enemigo y desarrollar una alquimia casera que jamás les permitió crear una pólvora tan efectiva como la gubernamental. Las armas que los dos bandos utilizaron durante el conflicto fueron los fusiles Gras y Mannlincher y el machete.

El 28 de octubre de 1899 se libra el primer gran encuentro en Piedecuesta, donde los liberales son derrotados por las fuerzas conservadoras comandadas por el general Juan B. Tovar. El 12 de diciembre de 1899, en Peralonso, 3.600 liberales derrotaron de manera inesperada a los 6.000 hombres comandados por el general conservador Vicente Villamizar.

En esta batalla se inmortalizó el general Uribe Uribe, al tomar en una arriesgada acción el puente de La Laja sobre el río Peralonso y abrir una brecha entre las líneas enemigas. "La pérdida del puente y el paso franco al otro lado del río parece como si le hubiese cortado la yugular al ejército conservador, pues éste se desploma iniciando a poco su retirada, que más delante se torna en desbandada".

De manera paralela y gracias a las gestiones del presidente ecuatoriano Eloy Alfaro, el Olimpo Radical y la Iglesia entraron en conversaciones para conformar una comisión que tenía como objetivo negociar con el gobierno condiciones honrosas para los liberales combatientes y convencer a los belicistas, ubicados en Santander, de dejar las armas e iniciar el diálogo. Sin embargo, los comisionados no encontraron en el gobierno un ambiente propicio para la paz.

Los liberales por su parte, que habían estado esquivos al tema de la paz, pues consideraban deshonroso llegar a un acuerdo con un ejército derrotado, buscaron negociar después de la victoria de Peralonso. El general Uribe Uribe, consolidado como héroe y máxima figura de su partido, buscó un acercamiento con el gobierno, que fue rechazado de manera categórica.La tercera posibilidad de paz sería irónicamente la estocada final que le dio impulso a la guerra. El golpe de estado que el 31 de julio de 1900, llevó al poder a Marroquín apoyado por los históricos, acabó exacerbado los ánimos, pues para su realización se contó con el beneplácito del Olimpo Radical, que apoyó la causa a nombre de una convenio que nunca se cumplió. Para sorpresa de los liberales, Marroquín acabó no sólo apoyando la línea dura de los nacionalistas sino que cerró toda posibilidad de paz.

En las regiones

En la Costa Atlántica

En la Costa Atlántica, conformada por Bolívar y Magdalena, el conflicto como tal, sólo estalló a comienzos de 1900, debido a que la pérdida en Los Obispos dificultó la comunicación de los liberales en esos departamentos. Su ubicación estratégica implicó, en un momento dado, una movilización importante de tropas liberales que le dieron relevancia al combate.Los liberales enfrentados en esta región a las derrotas hacen una propuesta de negociación que se cristaliza en el tratado de Nerlandia, firmado el 25 de octubre de 1902, y el cual no sólo permitió el desmonte del aparato bélico de los liberales del norte, sino que fue la base del trato de Wisconsin con el que se declaró terminado el conflicto.

En Boyacá, Tolima y Cundinamarca

Es importante recordar que esta zona fue por excelencia el escenario de la lucha irregular; allí se organizaron y lucharon los más temidos guerrilleros, quienes con el paso del tiempo se convirtieron en bandoleros. A diferencia de las otras regiones de país, la sangre corrió con más intensidad durante todo el conflicto y se podría decir que en los años 1901 y 1902, el gobierno luchó de manera encarnizada contra estas guerrillas, consideradas el foco del conflicto. En el interior del país la guerra no dio tregua e incluso después de la paz, algunos conservadores como Aristides Fernández hicieron gala de su poder al erradicar sin piedad a los liberales.

Para 1901 la lucha guerrillera estaba en todo su apogeo y el gobierno debió lanzar una dura ofensiva contra las fuerzas combinadas de Tolima y Cundinamarca, que llevaron a la guerrilla, acosada, a desarrollar tácticas como los ataques nocturnos. Así, se inmortalizó el jefe guerrillero Tulio Varón, en crueles asaltos como los del Batallón Pagola y la finca La Rusia.Ese año el gobierno emitió un decreto en el cual instaba a los liberales a dejar las armas so pena de muerte. Este pacto, que no ofrecía mayores ventajas, fue aceptado por algunos liberales. Ejemplo de esto fue la entrega de las guerrillas que operaban en Útica, San Cayetano y Paime el 1 de julio de 1901.

El gobierno al ver que la guerra de muerte, no llevó a la deserción masiva de guerrilleros, implementó, el 12 de junio de 1902, el indulto como un mecanismo para propiciar la entrega liberal. La gran mayoría de los rojos aceptaron los términos del gobierno: respeto a la vida y una retribución de tipo económico, pago por su entrega, recursos para volver a sus casas y pago por sus armas.
En Cauca y Panamá

La lucha en el departamento del Cauca tuvo dos elementos condicionantes, las promesas de ayuda del presidente ecuatoriano Eloy Alfaro a los liberales y el surgimiento de un sinnúmero de guerrillas, bajo el beneplácito de los líderes liberales.

Los liberales del departamento del Cauca comenzaron a luchar desde octubre de 1899 y a pesar de que el apoyo del presidente Alfaro fue mucho menor al pactado con el general Uribe Uribe, los grupos guerrilleros iniciaron la guerra.

La participación de hombres ecuatorianos en el conflicto (la columna Alfaro) fue calificada por los conservadores como una acción de agresión internacional. No obstante, el presidente Alfaro no se dejó intimidar y siguió apoyando tímidamente a los liberales.

En julio de 1901 Avelino Rosas y Benjamín Herrera coincidieron en el Cauca con el fin de organizar una nueva fase de la guerra y preparar una invasión a Panamá. Rosas quedó encargado en Popayán y Herrera marchó hacia Centroamérica.

"Rosas da inicio a su actividad bélica, que el 19 de agosto lo conduciría al triunfo de Córdoba y el 20 a la derrota de Puerres, donde herido y hecho prisionero por las fuerzas del general Gustavo Guerrero, es luego asesinado en su cama". La muerte de Rosas cerró las acciones liberales al sur del país.

En Panamá
El desarrollo del conflicto estuvo mediado por el apoyo que los liberales recibieron tanto de los gobiernos de Nicaragua y Ecuador, como de los Cholos dirigidos por Victoriano Lorenzo. En un comienzo los liberales se entregaron sin luchar y a la postre firmaron la paz estando victoriosos. A comienzos de 1902 la guerra adquirió un nuevo giro por la invasión a Panamá dirigida por el general Benjamín Herrera, que logró algunos triunfos amenazantes, pero condujo a la intervención norteamericana en el conflicto: el gobierno solicitó y obtuvo el desembarco de la infantería de marina de los Estados Unidos en Panamá, lo que inmovilizó a Herrera.

Como en ese momento se negociaba un tratado con aquel país para la concesión de derechos para la apertura del canal, la tentación de vincular a los norteamericanos al conflicto era muy grande y tanto el gobierno como los liberales intentaron obtener el apoyo de los Estados Unidos sugiriendo que a cambio de él les concederían un tratado ventajoso.

En esas condiciones Uribe Uribe, perdida toda fe en el triunfo, firmó un tratado de paz con el gobierno que consignaba una garantía de amnistía para los liberales. Poco después, en noviembre de 1902 y a bordo del buque norteamericano Wisconsin, en el cual entablaron conversaciones Victor M. Salazar y Alfredo Vásquez Cobo, conservadores; Lucas Caballero y Eusebio Morales, liberales y Nicolás Perdomo, Benjamín Herrera firmó el tratado definitivo con el cual concluyó la última de las guerras civiles tradicionales de la historia colombiana.

La guerra de los mil días, fue el intento del liberalismo radical por recuperar el poder. Salvo al principio, no involucró grandes ejércitos.


Este largo enfrentamiento irregular desgastó a los liberales en una lucha de pequeñas partidas, con excepción de Panamá, único lugar en donde triunfaron. La guerra civil terminó en una especie de empate acordado en los tratados de Chinácota, Neerlandia y Wisconsin.


Consecuencia de esta guerra civil fue el derrocamiento de Manuel Antonio Sanclemente (1900) y el ascenso de José Manuel Marroquín, la separación de Panamá, y la elección de Rafael Reyes en 1904 quien llevó al poder a los conservadores y a un sector liberal.


Consecuencias

Las consecuencias de las guerras civiles fueron las siguientes:

  • Millares de jóvenes murieron en combate, quedaron heridos o lisiados y en incapacidad de prestar su esfuerzo en la labores intelectuales, agrícolas y mineras que necesitaba urgentemente el país.
  • Quedaron aniquilados muchos hogares y riquezas, justamente cuando la República hubiese podido recobrarse de los gastos y compromisos pendientes como consecuencia de la Emancipación y de las campañas libertadoras. Cada guerra civil creaba nuevos odios que iban a producir después otra distinta.
  • El crédito exterior de los vínculos nacionales entre las secciones del país, hasta el peligro de la integridad nacional, como apareció después de la Guerra de los Mil Días.
  • La ruina fiscal que produjo el régimen de papel moneda que llegó a extremos indecibles.
  • Empobrecimiento del país.
  • Estancamiento del progreso.
  • Formación de una cierta cultura política intolerante evidente en el actuar de los dos principales partidos políticos (Liberal y Conservador), provocando en el siglo XX nuevos enfrentamientos ideológicos, los cuales configurarían la violencia colombiana.

Protagonistas: El partido liberal que se encontraba excluido del gobierno en contra de los conservadores en el gobierno.


Razón de la Guerra: La falta de presencia del presidente Sanclemente, mientras su vicepresidente José Manuel Marroquín dirigía el gobierno ante la incapacidad por causas de salud que no le permitían ejercer el poder al titular, afianzaba disputas internas dentro del partido conservador ante el nuevo cambio de gobernante, que junto con partido liberal excluido del poder, motivo a disputas que se plasmaron en la nueva rebelión.


Otros datos: Durante esta guerra, el Estado fue perdiendo control sobre la soberanía panameña que posteriormente estuvo bajo tutela estadounidense.


Consecuencias: Derrota liberal y desarrollo de la guerra más grande del siglo XIX en Colombia.